Fue suficiente una noche,
donde las palabras fueron escasas,
en la cual no hubo ningún detalle,
ni una palabra bonita,
solo tu presencia,
tu aire.
Un gesto
o una caricia grotesca,
era todo lo que me podías dar,
mas no importaba,
porque a tu lado todo era distinto,
entre lo peor era lo mejor.
Te tuve tan cerca
que te escapabas de mis manos,
te ibas lejos,
cada vez más lejos,
a tal punto que mis ojos
no te alcanzaron ver,
te fugaste entre la neblina
que nos abrigaba en el túnel
de La Estación.
Te esperé en el lugar indicado,
en el momento preciso,
busqué la mejor de las noches,
encajé el mejor vestido
y mis mejores olores.
Allí me encontraba,
esperando a que regresaras,
mas fue larga la espera
y tú más lejos te encontrabas.
No me bastó perderte,
el dolor no fue suficiente
para comprender que te habías ido,
no encontraba la razón
por la que huías
y de esa Estación hice mi hogar,
al que pertenecí por ti
hasta que me cortaron las raíces
que calaron mi corazón
y mi cuerpo entero,
me mantenían sujeta a ti.
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