domingo, 2 de agosto de 2015

Las Ruinas

















Es tarde
nadie sabe qué hacer.

El sol brilla, 

pero el viento diluye su calor.
Salen a fulgurar los abrigos acolchados
y las bufandas coloridas.

Hace frío, 

tengo frío,
mas acá estoy, en un lugar
al que llaman el Parque de las Ruinas,
que en realidad esas ruinas,
no son tan ruinas, 

están vivas.

¡Están vivas! 

Llenas de niños sonrientes 
que saltan sobre los charcos 
de agua virgen.

¡Están vivas! 

Llenas de señores
que se acercan a contar sus historias de mendigos 

cuando estaban jóvenes.

¡Están vivas! 

Llenas de parejas
que se aman 

y vienen a divulgar su amor con los demás.

¡Están vivas! 

Llenas de animalitos
pintorescos y juguetones 

que se dejan que los alimenten.

¡Están vivas! 

Llenas de vendedores ambulantes, 
de payasos de circo,
de indigentes sufridos, 

pero el parque
sigue vivo.


Acá, 
el sabor del aire hasta es diferente,
sabe a verdad, 
a amor, 
a libertad, 
a diversión,
a locura,
sabe a vida.

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